lunes, 19 de octubre de 2015

La casta.

Nunca se equivocan. Te equivocas tú, más bien no solo te equivocas es que eres un político vendido a la casta cuando no eres la misma casta. Así funcionan estos "nuevos" activistas a tiempo completo como gustan de autodefinirse, para no mezclarse con los que elegimos el compromiso noble de la política. El todo o la nada. El todo son ellos, la nada los demás.


Asi funcionan. No se si sus mentes, pero si sus actitudes. No son suposiciones, son afirmaciones que surgen al hilo de una situación vivida hace unos días en el Senado.

Le ocurrió a una senadora socialista, muy joven. Coincidió con una intervención suya en la sesión de control al Gobierno. Despues de su buena intervención ante el ministro Montoro, se le acercó un senador de uno de estos "nuevos" partidos diciéndole que a pesar de ser casta le había aplaudido. Ella sorprendida y molesta  por esa referencia, le respondió que si no fuera por la acusación de casta le hubiese dado las gracias.

El senador de ese grupo se sorprendió e intentó salir por peteneras diciendo que no se molestase, que había sido una pequeña broma. Mi compañera, firme, le dijo que ella le estaba contestando muy seria y que de casta sabia él mas. Cuando nos lo contó nos pareció correcta su actuación y nos dijo, cito textual "es más, le comenté que tenía 30 años, que para poder pagar mis estudio había tenido que trabajar y que llevaba cuatro años en paro". Y ya en la fase de comentarios que se suscitó, en el grupo en el que estábamos, nos dijo una frase que creo refleja estupendamente las características de muchos de los dirigentes de estos partidos "nuevos": "yo sé lo que es hacer la cola del paro y se lo que opina la gente en la cola del paro, a él se lo cuentan"

Tenía razón mi compañera socialista, senadora desde escasamente tres meses pues iba de suplente en las elecciones de 2011,  llevaba cuatro años en paro desde que el PP había decidido, en su comunidad, eliminar  las subvenciones que permitían mantenerse los puestos de trabajos con los perfiles técnicos que tenían, como ella, muchos más jóvenes. Por cierto trabajo que había obtenido tras una convocatoria con oposición.

Su forma de ser casta, como la había definido este representante, le llevaba además de seguir estudiando, para especializarse más y poder encontrar un trabajo acorde a sus conocimientos, a ayudar en la pequeña explotación familiar agrícola que tenían sus padres.Un trabajo manual, duro y sacrificado.

Curiosamente, y al contrario que su interlocutor, para hacer sus estudios y especializarse no encontró el apoyo de ninguna entidad financiera, fueron los recursos familiares obtenidos del trabajo de sus padres, sus ocasionales trabajos y algunas becas los que le permitieron alcanzar su titulación. Pero era casta, él no.

Así es la realidad de mi compañera de escaño: en paro, continuando los estudios, viviendo gracias al apoyo económico de sus padres, ayudandoles en la explotación agrícola familiar, con sus estudios obtenidos con el sacrificio familiar y su ayuda aportando trabajo temporal y ser del PSOE. Y ahora, coyunturalmente, senadora. Dentro de unas semanas dejará su escaño.

Me enorgullece pertenecer a un Partido, ya treinta y seis años de militancia, que tiene entre sus integrantes a personas muy diferente, en edad, con trayectorias privadas y públicas muy diversas. Distintos pero todos comprometidos con la igualdad de oportunidades, con la justicia social y con el bienestar colectivo. Dignos herederos de Pablo Iglesias, del que ayer celebrábamos aniversario. Una buena casta.


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