Las óperas son, para mí, el mayor espectáculo que puede darse en las artes escénicas. Hay algunos personajes a los que les dedican una obra de este tipo, pero otros desean escribir la suya. Otros se enamoran de una de ellas y la trasladan a sus vivencias. Las hay de todo tipo y la mayoría resisten el paso del tiempo pues reflejan las pasiones, las vivencias, los pilares que mueven al mundo. Como la acción política.
Creo que no falto a la verdad si afirmo, que el Sr, Gallardón consiguió ser un Ministro cuestionado en todos los frentes. Por los ciudadanos que vieron como perdían el acceso a la tutela judicial efectiva, por los profesionales de la judicatura que entraron en una situación insostenible con sus clientes y en el sector de la administración de justicia por sus proyectos de ley.
¿Todo ello le hizo pensar en dimitir? No.
Sus características personales, y los que lo jaleaban, le hacían pensar que un personaje público que desea liderar, debe crear perfiles y situaciones fuertes para destacar, y no una buena gestión y prudencia. Y sin pararse a evaluar, ni un segundo, si esas críticas eran producto de su liderazgo o malas decisiones, se sentía feliz en su mundo estelar..
No dimitía, pues "se gustaba" en ese papel solista, a consta de sacrificar la "tranquilidad" de un ministerio como es el de Justicia y de millones de ciudadanos.
Por ello hay unos matices que ante el portazo dado con "humildad", mi imaginación, y ya pido perdón por ello, me llevan a dedicarle estas líneas.
Escuchando una de sus aficiones preferidas, y que comparto, la ópera, donde la mayoría de las veces los finales son trágicos, y donde hay opciones para decidir a quien le toca el papel de representar el fracaso o la muerte, llegué a la conclusión que el exministro pensó, hace tiempo, que no había mejor espectáculo que una ópera para retratar su vida política. Y que lo mejor era hacer su propio libreto, escoger el tipo de ópera adecuado, encontrar la música apropiada y no hacer un encargo cual príncipe renacentista .
Siempre dudó que tipo de música le acompañaría, si Mozart o Verdi, pero decidido a representar una ópera trágico-cómica, escogió la versatilidad que siempre da a sus obras Mozart.
Los primeros actos le salieron conforme, con alguna que otro revés, al libreto escrito. Pero necesitaba un estrambote final en el final del tercer acto. Lo buscó intentando que reflejase dos situaciones. Que fuese espectacular, como siempre había sido su forma de hacer política, y que a la vez le permitiera la confección del traje definitivo del protagonista, para poder añadir un cuarto acto. Lo encontró en la preparada, hasta el más mínimo detalle, dimisión.
Y así conocimos el resto de la sinopsis: "Soy del PP, homologable a la derecha civilizada europea y además el único Ministro que tiene principios y coraje". Pues había decidido que su obra tuviera, excepcionalmente, cuatro actos y varias escenas.
Un cuarto acto lleno de mensajes envenenados. "No era su ley, era la ley de Rajoy y su Gobierno y él, fiel militante del PP, la defendió con todo su ardor". A resumen de la sinopsis de esta primera escena del cuarto acto.
Un toque al sector más liberal, otro de cariño al sector más tradicional, y mensaje directo para el sector más a la derecha, que siempre le observó con precaución:" no ha sido mi culpa, ya sabéis para donde mirar".
Y de carambola retomar e intentar dejar indemne su, cuidado, perfil moderno, avanzado, liberal, explicando por activa y por pasiva, aria tras aria, recitativo tras recitativo, que no era la ley Gallardón, que era la ley Rajoy.
¿Qué si se excedió en la defensa de la ley? Las operas, todas, son excesivas. Le venía bien para redondear su figura.
Diferentes arias nos acompañaron en esta primera escena del cuarto acto. Aquí dejo el inicio de algunas:
"No fue porque desease trasladar mi moral a la ley, fue por el ejercicio responsable de un Ministro que tiene que acatar la decisión de un Gobierno cuando decide hacer una ley...".
"Yo no fui, la aprobó el Gobierno...".
"Yo no fui, pero la defendí porque, yo, si soy coherente con las decisiones de un Gobierno...".
"Y esa coherencia es la que me lleva, también, a que si el Gobierno cambia, me libere. Porque, yo, tengo principios, y por eso dimito...".
A lo largo de las ultimas décadas hemos presenciado tres actos del espectáculo. Los habituales en las óperas. Pero semejante autor necesitaba de un cuarto acto y hemos visto, estos días, el preludio e inicio de la primera escena de las dos que tendrá este último acto. Lo escuchado parece interesante. Escribió una escena para lucimiento, la que tienen los grandes tenores en las óperas cuando deciden una ausencia, con un viaje. Lo representó en plan mutis por el foro dejando en el espectador el presagio de desapariciones o de grandiosos retornos. Y en ello estamos.
Mientras interpretó el libreto, su personaje dejó muchas incógnitas. Sus arias, en el tercer acto, nos relataron la pérdida del derecho a la tutela judicial efectiva, la limitación de la independencia del Poder Judicial, los líos de sus proyectos de ley imposibles de llevar a buen puerto, manteniendo a las mujeres en vilo ante un brutal recorte de sus libertades.
A la espera de una nueva subida del telón, que seguro nos sorprenderá, pues estoy seguro que en su fuero interno la ópera que menos le gusta es "El Holandés errante"
Mientras en otros libretos, escritos por otros autores, empieza a escribirse lo que en el horizonte se avista, que van a hacer con Mariano Rajoy después de 2015.
Nota aclaratoria: todos los entrecomillados forman parte de la ficción, en nada atribuibles al Sr. Gallardón. Si alguno coincide con la realidad seria de forma totalmente casual y sin ninguna intención por mi parte o fruto de la excesiva imaginación..
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