viernes, 27 de junio de 2014

¿POR QUÉ SE MUEVEN?

¿Qué pensaría un sociólogo acerca de cómo sería el comportamiento electoral de los ciudadanos de un barrio donde, en menos de tres años, se pone en funcionamiento un centro de salud, una escuela infantil pública, un polideportivo, un centro cívico-social, juegos infantiles y donde había una escombrera se hace un parque público con equipos para ejercicio físicos al aire libre?.

Posiblemente señalaría que en ese barrio se produciría un éxito espectacular del gobierno que realizó esa gestión. Incluso el más escéptico de los analistas electorales apostarían por ello.

Pues se habría equivocado. Como está ocurriendo últimamente con las encuestas.

En las elecciones que siguieron a la puesta en marcha de dotaciones que propiciaban la cohesión vecinal y social, y daban respuesta a las demandas que tenían estos vecinos, en este barrio tuvo un éxito espectacular el partido de la oposición, en este caso el PP.

Hace unos días se han celebrado otras elecciones. En este mismo barrio el PP, que ganó ampliamente las elecciones a las que me refería, ahora quedó el tercero y en algunas mesas el cuarto.

¿Que ha variado, socialmente, de unas elecciones a otras este barrio? ¿Cuál es la causa del cambio electoral, de estas personas?

El perfil general de los habitantes de este barrio, son jóvenes que accedieron en el 2008, 2009 y 2010 a una casa de protección oficial, con subsidios a los prestamos. En esa época sus vidas laborales, para una gran mayoría, tenían  estabilidad y lo normal era que trabajaran las dos personas de la familia. Podían obtener créditos ventajosos, percibían unos salarios adecuados que les permitían hacer frente a esos créditos y además disfrutar de otros aspectos de la vida. Veían el futuro halagüeño y sus vidas que habían sido más fáciles que las de sus padres, discurrían razonablemente bien. En el 2010 empezó a golpearles la crisis.

Primero fue la pérdida de trabajo de alguno de ellos, después con las dificultades para mantener el ritmo de vida y el temor al desempleo de la otra pareja llegaron nuevos problemas, e incluso tener dificultades para llegar a fin de mes si no tenían la ayuda de sus padres. También, algunos, tuvieron que vender uno de los coches, o empezar a tener que decidir  entre el pago de la hipoteca o renovar vestuario, y definitivamente pasaron al enfado personal y colectivo con el gobierno de turno. Y votaron a quienes pensaban que les daban seguridad con sus promesas, en este caso el PP.

Pasados tres años desde esas elecciones, han visto y padecido en sus carnes las políticas de Rajoy. Y sintieron como se incrementaron sus problemas.

Padecieron la eliminación de subsidios a sus prestamos hipotecarios, la caída brutal del empleo les llegó a toda la unidad familiar o aparecieron unas nuevas condiciones laborales leoninas, que incorporaban entre otras limitaciones la caída de salarios para mantener el puesto de trabajo. Aparecieron los ERES. Y los ERTES, para los que tenían la suerte de mantener el trabajo. Las decisiones de recortar servicios públicos las empezaron a notar en los libros y comedores escolares, en los recortes sanitarios. Tenían menos recursos para las necesidades básicas. A eso se añadía la disminución de ingresos de sus padres y como consecuencia la limitación de su ayuda para capear el temporal.

Las dificultades se convirtieron en una pesadilla y sobre todo los problemas con la hipoteca. A eso se unió una situación de impotencia personal y colectiva ante el mundo que les rodeaba. Lo que hasta el 2010 había sido un camino bastante fácil de transitar dio un vuelco, y sus vidas se encontraron en situaciones muy complicadas e incluso dramáticas. Sobre todo en la dificultad de anticipar, con garantías, su  futuro y el de sus hijos.

La tormenta perfecta para una generación que pasaba de manera abrupta, de ver un futuro lleno de optimismo a un gran nubarrón en el horizonte.

Hace escasamente un mes hubo un nuevo proceso electoral. Y el voto ha dado un vuelco.

Durante los tres años transcurridos entre uno y otro proceso electoral  los aspectos locales, estudiadas las informaciones aparecidas en los medios, no parecen que hubiesen sido objeto de reclamaciones clamorosas como para castigar de tal forma al partido triunfador de las primeras elecciones, el PP.

¿Qué pasó entonces? ¿Por qué se han movido electoralmente con tanta intensidad?

Quizás la respuesta la encontremos en que una sociedad tan globalizada como la nuestra cada vez se mueva por conceptos generales, por las vivencias personales, por los sentimientos que se generan y por las fortalezas de las ilusiones que se transmiten y menos por las cuestiones locales. Invirtiéndose esa máxima, muy en boga hasta ahora, de pensar que lo local es lo que prima para tomar una decisión.

Posiblemente tengamos que acostumbrarnos a que los movimiento electorales, sea cual sea el ámbito que corresponda, serán cada vez más en clave de elecciones generales. Primaran los sentimientos, los valores , las percepciones. Y los debates en familia o  la propia reflexión personal, antes de emitir el voto, se centraran en sus necesidades básicas para garantizar una vida digna, segura y la confianza que den las medidas dirigidas en las ofertas electorales sobre el empleo, la seguridad, las pensiones, los salarios y las correctas prestaciones de un estado de bienestar.

Serán esos aspectos e ideas las que se pongan en la balanza de la decisión y menos las farolas, el estado de las calles, el tráfico o los aparcamientos.

Por lo menos hasta que remita esta gran recesión.

Quien les proporcione más seguridad a sus anhelos y preocupaciones, y las que puedan venir para sus hijos, serán percibidos con afecto. A quienes no les mientan o no digan una cosa y hagan otra, cuando gobiernan, les darán su crédito. Y a los que vean más próximos a sus necesidades vitales les darán su apoyo con más intensidad que se lo darían si reciben sólo la promesa de una acera asfaltada, una piscina o un parque público.

Las personas cambian, las sociedades también y las emociones por las que se mueven mucho más.

A ello nos debemos dedicar.







1 comentario:

  1. Me ha encantado. Creo que es un análisis muy certero, especialmente en el aspecto local cuando hubo ese vuelco donde se valoró más la situación general del país, oyendo y confiando en quienes prometían empleo desde el primer día, en vez de valorar el trabajo que cada gobierno local había realizado dentro de las posibilidades del municipio.

    ResponderEliminar