martes, 29 de abril de 2014

¿POLÍTICOS PREPARADOS?

Siempre que reflexionamos y lo plasmamos por escrito o lo verbalizamos es porque la observación de un suceso, una conversación en un encuentro o algo que leemos nos induce a ello. De una interacción. Hoy escribo este post gracias a la lectura del artículo que el diputado socialista por Málaga José Andrés Torres Mora escribió, en su columna semanal en los diarios SUR y El Correo, acerca de la inteligencia de los cajeros automáticos y su relación con la política y los políticos.

Como no deseo hacer ningún plagio y estando de acuerdo con la tesis planteada, preciso, ya desde el inicio, que le pedí permiso para citarlo y recoger muchas de sus palabras. Con el permiso concedido procedo a la reflexión que me sugirió su lectura.

Hoy se pone en duda la capacidad de los políticos para dar respuesta a las demandas de la nueva sociedad. Igualmente se sitúa a la política como la culpable de la situación que vivimos y como consecuencia como un mal a erradicar. Y con ella a los que se dedican a la vida política.

Decía Torres Mora, profesor de sociología, que si miraba alrededor de su escaño en el Congreso de los Diputados veía a un catedrático de física, a un médico, a un ingeniero y a un economista. Profesionales que estaban ejerciendo, actualmente, el trabajo de un servidor publico dedicándose a la política. Infería con ello, que la preparación de nuestros responsables políticos era mayor de la que le otorgaba la opinión, tanto mediática como ciudadana.

Parecido me ocurre a mí. Próximos al lugar que ocupo en el Senado están un técnico en consumo, una profesora de economía, una arquitecta técnica de edificación, una médica, un técnico de la administración del estado, un catedrático de lengua, un gestor cultural con grado en formación profesional, un profesor de historia, un profesor de formación profesional, un maestro y un abogado por citar a los más próximos a mi escaño.

A mi entender tienen capacidad, demostrada, en sus profesiones. Y capacidad suficiente para hacer política. Varios de ellos elegidos durante varios mandatos Alcaldes en sus ciudades y pueblos.

También es cierto que la sociedad quiere, cada vez más, políticos con más inteligencia o más formados que los actuales. En eso no podemos ni debemos poner límites, siempre hay que buscar la excelencia. Pero también es cierto que no parece que los actuales no estén en condiciones de llevar a cabo su trabajo con un grado suficiente de éxito.

Profesionales de diverso y diferente nivel que cuando ejercen su labor son bien considerados o ensalzados, pero que cuando ejercen una actividad  política son, generalizando, denostados socialmente. Así lo señalan los estudios sociológicos que ultimamente se han realizado.

Más allá de las percepciones acrecentadas por la situación de crisis social y económica que vivimos, siempre se ha minusvalorado a quien se dedicaba a la vida política. Esto ocurre sobre todo en las sociedades donde las dictaduras detentaron el poder durante largo tiempo poniendo un acento especial en el desprestigio de la política. Todos recordamos la célebre frase "hágame caso y no se meta en política". En España se conjugan las dos situaciones.

Quizás sea porque nos fijamos en el factor humano y dejamos pasar el verdadero problema. La política a desarrollar y los cambios necesarios en las instituciones para facilitar ese trabajo.

De la misma forma que decía nuestro profesor y buen diputado, en su artículo, acerca de los cambios que se hicieron en los cajeros para solucionar un problema y de paso variar las aptitudes de los usuarios, posiblemente el verdadero reto lo tengamos en asumir que es preciso hacer cada vez más política. Que es más que nunca necesaria la política, pero eso sí, cambiando los comportamientos y posibilidades de nuestras instituciones para que quienes se dediquen a ella lo puedan hacer cada día mejor y con exitosos resultados para la sociedad.

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