viernes, 7 de marzo de 2014

CABO DE HORNOS

No es que vaya con retraso este breve comentario acerca de la metáfora que el actual Presidente del Gobierno, introdujo en su discurso del pasado debate sobre el estado de la Nación en el Congreso.

Deliberadamente he esperado unos días para poder confirmar algún dato de sus afirmaciones estadísticas, y sobre todo encontrar, en el mundo real, los favorables datos ofrecidos.

Aprovechar reuniones con colectivos, tratar esa afirmación entre amigos alejados de la dinámica política, escuchar lo que los ciudadanos decían en las radios, en las cafeterías....y escribir sus sensaciones y explicaciones. Y decir lo que la realidad demuestra.
 
  
Me parecía, y lo sigue siendo, que esa idea, seguramente surgida de un supuesto brillante asesor que pisa poco la calle, tenia mucha injundia. Todo el mundo tiene en su imaginario, desde la época escolar, que una de las peores travesías que puede tener un marinero es precisamente sortear ese cabo. Tanto es así que forma parte del lenguaje habitual citarlo cuando se quiere describir el paso de la dificultad a lo placentero.

Pasados los días, y hecho lo citado anteriormente, creo que hay datos que indican que eso no ha ocurrido, sino que estamos ,por el contrario, sufriendo como sociedad, una tormenta perfecta.

Vamos a los datos estadísticos que manejó el Presidente Rajoy en el congreso.

 Los datos de la prima de riesgo están en cifras superiores a los que había cuando dijo que era una emergencia nacional cambiar de gobierno.

 Los datos del paro están peor, tres puntos por encima es el porcentaje de parados en España  desde que él gobierna, incrementandose el problema doblemente pues más de 400.000 personas han dejado de apuntarse al paro fundamentalmente por su salida del país o porque ya no encuentran en el sistema público de colocación respuesta a sus demandas. ¿ Podemos imaginar donde estaría el porcentaje de parados si no se hubiese producido esta circunstancia motivada por la profunda recesión?. Hoy mismo el premio nobel de economía Josepg Stiglitz afirma que estamos en una depresión peor que la de 1929.

Por el medio una reforma laboral que destruyó el sistema colectivo de negociación y alentó una relación laboral donde los derechos del trabajador quedaron en la mínima expresión. Para el recuerdo quedan las palabras de la Ministra Bañez afirmando que su reforma laboral no era para crear empleo ( así consta en las hemerotecas).

Presumir de la balanza comercial cuando es reflejo de un país en devaluación interna suena a irresponsabilidad. Más grave es destacar y afirmar que salimos de la recesión, cuando incluso las cifras oficiales son negativas, ahí estan los últimos datos de estos días. Parece un ejercicio de prestidigitador de verbena  más que de un dirigente responsable que, lo dejo en el recuerdo, con motivo de su debate de investidura dijo que iba llamar al pan pan y al vino vino.

Decir que exportamos más, y colocarlo como síntoma de salida de la crisis, sin señalar que es motivado por la caída salarial y la disminución del consumo interno propiciada por la recesión es como mínimo engañarse a si mismo o propiciar deliberadamente que nuestra competitividad como país se dirija a ser una sociedad de salarios bajos, pocos derechos laborales y empobrecimiento interno. Cuestión esta última más real por las medidas tomadas a lo largo de la legislatura.

Los impuestos han subido en todas sus características, los directos, los indirectos y todas las tasas. Es decir los españoles tienen menos recursos para atender sus necesidades.

Pero si la realidad estadística, la verdadera, la conjuntamos con lo que las familias tienen por delante en el día a día, el paso del cabo de Hornos no parece que sea una metáfora adecuada para la inmensa mayoría de los españoles.

Si Rajoy, o el asesor que le sugirió la metáfora, hablara con los ciudadanos conocería lo que tienen que hacer las familias para terminar el mes.

 Si les preguntaran como ven los españoles sus vidas, se encontrarían con una realidad muy alejada de lo placentero del mar después de pasar el cabo de Hornos: sus salarios han menguado, cada mes han visto como algún familiar se quedaba sin subsidios, sus hijos perdieron capacidad económica en sus becas, tienen que elegir entre comprar medicina o comer, o les "agradecerían"  que su pensión subiera, este año, una media de un euro y medio al mes........

También escucharían que para acceder a la sanidad tienen que ser cotizantes, pues ha dejado de ser universal y que tienen que pagar por los traslados a los hospitales cuando necesitan ser tratados por sus enfermedades crónicas. Miles de familias les dirían que tienen que optar entre pagar el comedor escolar o renovar la ropa de sus hijos.

Seguro que si hablasen con los jóvenes universitarios muchos de ellos les informarían que están a piques de dejar sus estudios al no tener acceso a las becas. Y seguro que escucharían que ven como se despide a sus padres para contratar, en muchas ocasiones por días, horas, y por menos salario a españoles desesperados por la falta de oportunidades.

Y al final lo de el cabo de Hornos lo hubiesen quitado del discurso.

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