lunes, 20 de enero de 2014

CARDENAL,GALILEO, HIPERTENSION.

Galileo Galilei fue un gran astrónomo, físico y  matemático. Un hombre del Renacimiento. Uno de los eminentes nombres que esa época dio a la historia mundial. Estableció, entre otras teorías, las bases de la mecánica moderna. Considerado el padre de la astronomía moderna.

Es conocida su condena por las autoridades eclesiales, en 1633, a cadena perpetua. Pena conmutada por arresto en su domicilio de por vida  al aceptar Galileo abjurar de sus ideas científicas. De esa fecha queda su celebre frase "Eppur si muove" (y sin embargo se mueve) después de escuchar su condena. !Ante la imposibilidad de mantener en aquel momento, a la vez, sus teorías y la propia vida dejaba una dosis de ironía!.

Basicamente fue un juicio entre el método científico que se abría con las teorías de Galileo y las posiciones teológicas y "científicas" predominantes en el mundo.

La nueva visión del mundo que aparecía, y los consiguientes cambios en las ideas, ponía en peligro los principios inmutables que regían el orden académico, religioso, social, de poder y científico. Las nuevas teorías traían consigo cambios en las relaciones sociales, humanas, avances en la civilización. Situación que llevó a la autoridad eclesial, último escalón en la autoridad científica en aquella época, a tomar una oposición frontal a ellas.

Con la Inquisición como brazo armado, y el apoyo de singulares "sabios" de la órbita romana, se llevó a cabo un intenso y largo juicio que concluyó por un lado con su condena y por otro, más importante para el fin propuesto, con la obtención de la negativa de Galileo a mantener sus hallazgos y teorías.

Tuvo que llegar el siglo XX para que los expedientes para rehabilitación de Galileo por la Iglesia Católica comenzaran.  Las declaraciones del Papa Pio XII describiendo a Galileo como "el más audaz héroe de la investigación" permitieron pensar en una decisión, sin precedentes, destinada a propiciar una total absolución del científico. Sin embargo las sucesivas comisiones para su rehabilitación fueron matizando las expectativas. Tuvo que entrar el siglo XXI para que esta revisión terminara. Lo hizo a medias pues no se llegó a declarar como injusto el proceso llevado a cabo en 1633, tal como merecía Galileo Galilei y sus teorías.

Lo obtenido se puede sintetizar en la frase del arzobispo Gianfranco Ravasi: "la Iglesia debería comprometerse en una relación más vivaz y calmada con la ciencia". Que trasladada al lenguaje de la calle se puede considerar como un "hemos metido la pata, lo sentimos".

A esta relación calmada y más vivaz con la ciencia, la realidad y la historia debería acercarse el nuevo cardenal español, el arzobispo emérito de Pamplona  Fernando Sebastian, cuando dice textualmente: "la homosexualidad se puede recuperar y normalizar con el tratamiento adecuado, yo tengo hipertensión. Cuando una persona tiene un defecto, el buen amigo es el que se lo dice" y lo remata afirmando "la homosexualidad es una manera deficiente de manifestar la sexualidad porque esta tiene una estructura y un fin que es el de la procreación. Un homosexual que no puede alcanzar este fin está fallando". Palabras que recojo de una entrevista en el diario SUR y que no han sido desmentidas o matizadas.

Escuchadas las declaraciones del Papa Francisco acerca de este tema, así como la realidad que vivimos, da la sensación que no tardará la Iglesia Católica tantos siglos, como sucedió con Galileo, en admitir, y esta vez sin ninguna matización, errores en las actuales posiciones. Hasta que eso suceda en aras de la igualdad y la realidad no deberíamos dejar pasar sin señalar, respetuosamente, como profundamente equivocadas y fuera de toda base científica las declaraciones del nuevo cardenal. Y así ayudarles a asumir, más pronto que tarde, la realidad.





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