No deja de ser un tema recurrente en las conversaciones entre amigos o con vecinos en general.
La angustia provocada en las familias, por esta prolongada crisis, concita una petición de acuerdos que la alivie y le de solución.
Se palpa, continuamente, una urgente necesidad de propiciar un acuerdo colectivo que permita salir de la crisis de forma efectiva pero también sostenible. Con otras palabras, recuperación social y económica sin incrementar desigualdades ni dejar a nadie a su suerte.
El Gobierno pretende hacerlo sin acuerdos, invocando una mayoría absoluta electoral, y con un sesgo ideológico acentuado. Lo hace a pesar de lo que la inmensa mayoría de expertos y amplias capas de la sociedad sugieren otra forma de gobernar para salir, de esta crisis, de forma más duradera, redistributiva y sostenible.
Empecinamiento gubernamental que stá provocando mas desigualdades, muchos sufrimientos y aventura una sociedad más fracturada.
Por ello cada vez se pide más TALANTE para intentar conseguir acuerdos, diálogos efectivos, compromisos compartidos e, incluso, direcciones óptimas. Cuestión que, por desgracia, poco caracteriza a los actuales gobernantes y al grupo político que lo sustenta.
Precisa, además, de una dosis importante de TALENTO para alcanzar mayores cotas de competitividad.
Talento colectivo, como País, para innovar en estos momentos y en el futuro.
Como individual.
Talento, por cierto, en franco retroceso por el peligroso, y dañino, recorrido realizado por las decisiones de recortar en investigación, educación o capacidad de acceso al sistema de becas. Pues el talento es difícil de adquirir o proyectar si se limita el acceso a la cultura y a la educación en igualdad. Talento difícil de retener si la única salida que ven nuestros jóvenes, en los que hemos invertido mucho en formación en los últimos años, es la emigración.
Y la TOLERANCIA, para que la diversidad social, política, cultural, religiosa, territorial sea el mayor y mejor motor para el avance y progreso. Como lo han sabido realizar los grandes países que lideran el mundo en la actualidad. Diversidad como energía y no como fuente de problemas. Tolerancia para asimilar los cambios, aceptar al diferente y proyectar una sociedad mas estable y abierta.
E aquí, pues, tres ejes sobre los que nuestro proyecto debería pivotar. Para diferenciarnos, en primer lugar, de los actuales gobernantes y, en segundo, para articular una diferente forma de hacer política con un real aprovechamiento del ingente capital humano que tiene España.
Talento, talante, tolerancia. Un buen comienzo.
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