viernes, 20 de septiembre de 2013

PENSIONES, OTRA VEZ

Si, otra vez vuelven al eufemismo para evitar decir la verdad. ¨La reforma de las pensiones garantizará que no se congelen nunca¨.

Bajo el paraguas de esta expresión se puede argumentar que, con esta reforma, los pensionistas no perderan poder adquisitivo. Sin embargo, si seguimos leyendo la letra pequeña, nos enteramos que las pensiones no volverán a incrementarse con el aumento del IPC. Con lo que en realidad  la reforma traerá una perdida constante del poder adquisitivo de los pensionistas. Cifrada la pérdida medía en 1.500 Euros anuales.

El segundo movimiento es lanzar un  mensaje que sea politicamente correcto.Y que mejor, en época de crisis, que la palabra ahorro. Ahorro que, afirman, se produciría en las arcas públicas si se lleva a cabo su reforma.

Como todo lo que suene a ahorro publico es bienvenido por la sociedad y los medios de comunicación, gracias al  terreno abonado intensamente por la  definición del Estado y lo público como ineficaz y manirroto, ponen el énfasis en que el Gobierno ahorrara 30.000 millones de Euros con esta reforma.

Con estas tres palabras, ¨no congelación¨ y ¨ahorro¨  construyen un relato que les permite afirmar, solemnemente, que gracias a ellos las pensiones se salvan y de paso mantener despistados a los pensionistas y a los ciudadanos en general.

Pasado el momento de la euforia mediática por tener un Gobierno con gentes tan eficaces y conseguidores de la cuadratura del círculo, no congelación, ahorro millonario y salvación de las pensiones, la verdadera realidad es que el conjunto de pensionistas dejaran de percibir 30.000 millones de Euros e individualmente perderán, todos los años, poder adquisitivo. Pero eso ya no importa para los intereses electorales del partido del gobierno. Consideran que los jubilados son un sector cautivo, poco organizado y con dificultades de obtener una correcta información y que repitiendo, constantemente, el mensaje solucionan los efectos políticos.

Se repite, una vez más, la situación vivida y sentida con los recortes sanitarios, educativos y sociales.

Siguen con la misma estrategia semántica de estos dos últimos años. Ejemplos tenemos, ¨racionalizar los costes educativos¨, ¨reorganizar las prestaciones sanitarias, ¨ acomodar el gasto farmacéutico¨, ¨modernizar el mercado de trabajo¨, ¨armonizar el derecho a las becas¨. Piensan que usando las palabras adecuadas evitan que los ciudadanos perciban los efectos letales de sus medidas.

Los ciudadanos saben bien que detrás de esas palabras, tan cuidadosamente buscadas, han aparecido los recortes sanitarios, el copago en prestaciones medicas y farmacéuticas, menos becas, los cierres de comedores escolares, los despidos fáciles, la precarización de las relaciones laboral, etc,etc.... Provocando más enfado social y más descrédito de la política y de las instituciones.

Prometieron empleo, crecimiento y que había tres lineas rojas que nunca pasarían.

Dos de esas lineas eran la sanidad y la educación. De forma radical, y fría, recortaron y retiraron presupuesto y derechos educativos y sanitarios. De la tercera línea roja, las pensiones, nos acordamos de sus palabras ¨no tocare las pensiones¨. Pues bien, vemos que también lo incumplen.

Y lo grave no es que la crisis sea la causa de estas decisiones, pues está demostrado que otra política es posible. Lo que nos debería preocupar, para pensar en nuestro próximo voto, es donde radica la base de estas decisiones. Y no es más que su ideología.

Una ideología profundamente conservadora y ultraliberal que apuesta por una sociedad desigual, competitiva y en la que cada uno se busque la vida como mejor motor del crecimiento. Que a los que tienen más les vaya mejor y a los que menos tienen le llegue las migajas del crecimiento. Efectos que serán, cuanto más pase el tiempo, muy difíciles de enderezar.

En el caso de las pensiones que cada uno se complemente su jubilación con una pensión privada, y el que no pueda que viva de la pensión mínima y si tiene dificultades acuda a la beneficencia.

Donde antes había derechos ahora vuelve el auxilio social y la caridad.

Varias preguntas afloran. Una de ellas sería por qué prefieren el incremento del descrédito de las instituciones y los agentes políticos ante esta sarta de eufemismos y decisiones.

Otra pregunta posible es ¿ por qué nos mintieron ?. Y la última podría ser esta: ¿ por qué no dijeron lo que iban a hacer?. Se admiten respuestas.




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