Es el miedo. Eso es lo primero que hay que inocular. Lo demás viene después y es fácil.
Así actuó este Gobierno. El miedo a perder el empleo con una regulación salvaje de las condiciones de trabajo, mejor dicho despido. A partir de ahí todo fue más fácil, hasta hacer normal convivir con todo tipo de recortes.
Normal es pagar por las medicinas, normal es que las medicinas de uso común y necesarias, sobre todo para los mayores, subieran el 40% al retirarlas del sistema publico, normal es pagar por las prótesis.
Normal es que disminuyeran las becas. Normal es que los jóvenes se vayan al extranjero.
Normal es que los comedores escolares cerrasen o incrementasen la cuantía para los padres.
Normal es que las carreteras se demoren, normal es que los proyectos de infraestructuras se paren, normal es que las promesas se las lleve el viento.
Normal es que cierren empresas, el gobierno mire para otro lado declinando en actuar, y no pase nada. Normal es que mientan una y otra vez sobre el naval y nadie se escandalice. Normal es que el pequeño comercio se asfixie ante la falta de crédito y se riegue con miles de millones a la banca.
Normal es que aumente la pobreza, disminuya la ayuda a las familias con hijos, caiga la ayuda a la dependencia, disminuya la aportación a las ONG que cuidan a discapacitados y normal es que quieran legislar restrictivamente en el aborto.
Normal es hacernos creer que esta situación es la única posible y que debemos resignarnos. Normal, incluso, es estar resignados.
Por eso el miedo es lo primero, para que luego sea normal quitarnos todo lo demás. Y permanezcamos anestesiados
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