¿Imaginábamos cuando se eligió al anterior Papa que los cambios sociales y la globalización de la información iban avanzar tan rápido como para obligar a la curia romana a adaptarse, con una dosis amplia, y manejar adecuadamente transparencia e información ante una nueva elección del Papa?.
¿Imaginábamos que , hoy, a las puertas de iniciar el Cónclave tendríamos semejante cantidad de análisis, datos y opiniones publicas y publicadas acerca de este momento?.
¿O que tendríamos tal nivel y cantidad de informaciones útiles para obtener una opinión formada a pesar de la lejanía de la curia romana?.
No obstante, estoy seguro que la sorpresa será, otra vez, quien será el Papa, pero es cierto que los modos y maneras para seguir este acto, de gran trascendencia para millones de personas, han dado un vuelco sin precedentes.
Lo hemos visto estos últimos días en todo tipo de soporte de información. Incluso los propios cardenales han propiciado con sus declaraciones esa necesaria aproximación, como si fueran conscientes que los tiempos si que han cambiado y que sus fieles exigen transparencia ante esta trascendental decisión.
Es además curioso que vayamos a vivir un acto con dos condiciones tan opuestas. Por un lado toda la liturgia y opacidad de puertas adentro de la sala en donde los papables, en teoría todos, decidiran quien es el elegido. Y por otro lado una sociedad a la que le llega y llegara todo tipo de información, pero es que además desde cualquier rincón de la tierra teniendo a mano un teléfono inteligente, un ordenador o una tableta se podrá intervenir en el dialogo social y tratar en tiempo real todo lo que ocurra.
Será, pues, el primer Cónclave con las herramientas del Siglo XXI. ¿ Y el Papa nuevo estará en esa onda?
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