miércoles, 20 de marzo de 2013

COMER DE TAPADILLO

Cada noticia que sale, después de la decisión del gobierno gallego de incrementar  los costes de los comedores escolares para los padres, es para mayor preocupación

Si ya era preocupante, en un momento de crisis, la decisión de que mas del 50% de las familias tuvieran que pagar el comedor escolar. Ahora observamos, en una especie de carrera sin sentido, quien dice la mayor tontería  para resolver que van a hacer con  los niños que no pueden pagar el comedor y necesitan comer en el colegio.

Ya hemos oído y leído algunas.

En un primer instante recurrieron a la manida frase del Presidente ! es para garantizar la igualdad de oportunidades!. El decoro con el que intento escribir me impide plasmar aquí la respuesta que merece.

Al percatarse que semejante defensa tenia menos recorrido que un chupachups o chuche a la salida de un cole, se llevó a cabo una reunión de alcance, es decir "una puesta en común" o más moderno ¨una tormenta de ideas¨.

En ella un sesudo de la consellería meditó que seria adecuado y correcto que se encargaran de ellos los abuelos pero segundos antes pensó que, con semejante tasa de paro, el recurso al abuelo no sería adecuado, pues recordó las informaciones de los inspectores de educación a cerca de la realidad cambiante a las horas de entrada y salida, donde ya se constataba la presencia cada vez menor de abuelos e incrementada la de madres y padres en paro. Y optó por el silencio. Optó por un silencio pragmático: no vayamos a enfadar mas a los padres. Aunque en su fuero interno le parecía lo mas normal del mundo. La familia unida.....

Otra mente clarividente expreso, sin rubor alguno, !como iban  a venir con comida de casa! y ¿quien se iba a responsabilizar?  al juntarse, en el mismo espacio y tiempo, comida del comedor oficial con comida casera. !Ya está el puro burócrata !, pensaron los otros mirándolo y meneando la cabeza.

De inmediato otra inteligencia natural, por lo del derecho natural a la alimentación, pensó que se podría traer comida pero que comerían en otro sitio. No llegó a poder especificar donde, por lo que no sabemos a que lugar se le ocurriría mandarlos, pues un !Eureka! saltó de las gargantas de los presentes y luego un  !ya lo tenemos solucionado!.

La euforia no les hizo ver que eso ya era conocido en España, la de los 50 y 60, cuando en los colegios se identificaba a los alumnos de pago y a los de gratis. Algunos por la vestimenta y a otros por la puerta por donde entraban. O quizás si, pero no les interesaba el tema. Lo importante era resolver como salvaban, mediaticamente, la nefasta orden de aumentar el coste del comedor escolar no la igualdad, en formas y en actos. Y mucho menos las políticas de apoyo y de solidaridad ante la crisis.

Así pues, de seguir en este empeño, podremos estar ante una escena de este tipo:  veremos a unos niños en un aula comiendo en sus tupper, y a alguien, ante la pregunta ¿que hacen estos niños aquí? ¿alguna actividad social? le contestaran: no, son los que no se pueden pagar la comida.

Comerán de tapadillo.



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