Pocas semanas pueden tener la intensidad emocional como la que hoy termina.
Emociones contrapuestas, provocadas por situaciones totalmente diferentes y que tienen que ver con personas. Con personas que en mi vida personal y política he tenido la ocasión de conocer y tratar y que también tengo en la actualidad.
Dos de ellas , Muruzabal , Muru como le gustaba que le llamaran, y Geluco Guerreiro han fallecido. Dejan, tras de sí, una historia llena de compromiso y trabajo a favor de la sociedad. Con la honestidad ideológica de sus convicciones. Crecieron en la lucha sindical y política.
El dolor por su marcha ha sido intenso. Tuve la ocasión de trabajar con los dos. Con Muru compartiendo la lucha por la dignidad y la integración de las personas con discapacidad mental. Con Geluco un proyecto de izquierdas en una Galicia fuertemente conservadora. Con los dos tuve, además, una gratificante amistad.
La otra totalmente diferente. La finalización de una tremenda vicisitud personal, sufrida también por su familia, de un gran amigo, Pepe Blanco.
Terminada, como sabíamos todos los que lo tenemos como amigo, con la demostración de su inocencia. Noticia que ayer conocimos y que nos produjo una gran alegría. Alegría porque ratifica en la vida a una persona honesta .
Su dedicación política posibilitó éxitos del PSOE y posteriormente, en su gestión, en el Gobierno demostró con hechos su determinante compromiso con Galicia y con los intereses generales de todos los españoles. Un magnifico Ministro de Fomento.
Así es la vida , días de dolor y de alegría.
Mi afecto, lleno de tristeza, a todos los amigos y familia de Muru y de Geluco.
Mi alegría por el final, justo, de un proceso duro y largo de un gran amigo, Pepe Blanco.
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