10 de Downing Street, doce de la mañana, Junio de 2014. Empieza su informe el Chancellor of the Exchequer ante el Gabinete de Ministros. Era el último punto del
orden del día. El Ministro dibuja el escenario de las dificultades pasadas en
el primer cuatrimestre de 2014 y explica las nuevas decisiones que,
probablemente, se tomen en la reunión de ese fin de semana en Bruselas en la
cumbre de Jefes de Gobierno y Ministros de Economía. Palabras con cierta dosis
de optimismo.
El resto del equipo de ministros se relajan, venían de semanas tensas,
posteriores a unos resultados nada buenos en las elecciones europeas
y de muchos rumores sobre la estabilidad de la dirección nacional. El
informe económico propicia un cierto
relajo, momentáneo, pues de inmediato unas palabras los puso en
tensión ya que el Ministro de Empleo, nombrado escasamente hace cuatro meses en
una mínima remodelación de Gabinete, peso pesado del partido, pide la
palabra ¨Presidente deseo decir unas palabras¨.
Un silencio, de segundos, flota en el salón Nunca
los cuadros de corte tradicional que cuelgan de las paredes de la sala del Gabinete fueron tan observados, nadie quiso cruzar las miradas pues era
habitual que después de finalizar el orden del día nadie, a excepción
del Primer Ministro, dijera alguna palabra o reflexión y mucho menos que se abriesen
debates, por lo que la situación de incomodidad y sorpresa flotaba en el
ambiente.
El presidente le dio la palabra y el Ministro de Empleo
empieza haciendo una reflexión acerca de las Europeas, introduce luego a una
evaluación más o menos positiva del tibio crecimiento económico y de
la estabilización en la destrucción de empleo y sin dejar pasar más
tiempo entra de lleno en dos cuestiones que, a su entender, hay que abordar. La
primera, el debate anual acerca de la gestión el próximo martes
en los Comunes y luego las próximas elecciones parciales y municipales de dentro de un año y las generales
que serán seis meses después.
Al Presidente estas palabras le devuelven al debate vivido
el pasado lunes en la directiva de su partido, en la sede en la torre Millbank, y
que pensó había quedado cerrado. No obstante,
mientras hablaba el Ministro considero lógico que esta
reflexión también se diera en el Gabinete por lo que
no mostró mayor inquietud a pesar que se sentía,
incomprensiblemente, tenso. Le preocupaba que fuera un Ministro con
la experiencia política y el alto grado de ascendencia en el partido
el que iniciase esa reflexión.
Siguió el ministro desgranando temas de coyuntura política
generalista hasta que da un giro en sus palabras e inicia unas frases que cambiarían la
percepción que se sentía en la sala del Gabinete. ¨ Presidente esto
exige un cambio de estrategia compleja, intensa y valiente; nos jugamos
mantener el Gobierno y no es un problema de gestión, ni de fortaleza
del partido es un problema de credibilidad. Siento decirlo
Presidente, pero se necesita un revulsivo. Estamos ante un momento que aún es
posible hacerlo y además tenemos el escenario adecuado,
el próximo debate anual ante la Cámara de los Comunes¨.
Y continuó, ¨ Presidente siempre has dicho que harías todo
lo necesario por el País, que estas convencido que nuestro proyecto es seguro y
eficaz y que no tienes más ambiciones que sacar a nuestros compatriotas de
la crisis Pues bien creo, mejor dicho un amplio abanico de
compañeros y compañeras creemos, que este debate anual debe
ser el fin y el principio de un nuevo proceso político. El principio de un nuevo
proyecto que, tras los años de dura gestión, nos lleve a una nueva
victoria. Y estoy seguro que coincidirás que ese nuevo proyecto que presentemos a
los ciudadanos no puede ser contigo al frente, pues la
intensa labor de gestión de estos tres años te
ha puesto en dificultades demoscópicas insuperables, por desgracia¨.
Una corriente de frío sacudió la sala, la Ministra de Medio Ambiente pensó, en su habitual estado ausente, que
se había puesto en funcionamiento el aire acondicionado; sin embargo
el resto achacaron el escalofrío que sintieron a esas palabras, pues aun sabiendo que esta era una opinión que llevaba meses
sobrevolando los mentideros europeos, no pensaban que ocurriría, aunque también, sorprendentemente, las recibieron con
un cierto alivio.
Ya embalado el Ministro continuó, ¨ Debes anunciarlo
como un revulsivo y ese no es otro que has realizado la tarea que anuncio en el primer discurso la Reina con motivo del discurso anual e inaugural de tu Gobierno, que es necesario una nuevo rumbo para el que se quedaría corta
una remodelación del Gabinete, por lo que consideras preciso un nuevo Primer Ministro capaz
de conectar de nuevo con la sociedad y que lleve al partido,
sin peligro y lastre alguno, a una nueva victoria. Presidente no es
nada personal, lo sabes bien y sé que lo comprenderás.
Hay una mayoría en el Parlamento que facilitaría esa
decisión¨.
El Primer Ministro permaneció mudo un par de segundo, declinó hacer una intervención más allá de pedir
la máxima discreción sobre esas reflexiones y levantó la reunión
saliendo rápidamente de la sala. Tenía que trasladarse a Bruselas a
la reunión de Presidentes y Ministros de Economía. Se olvidó de
decirle al Chancellor que lo acompañara por lo que este optó por esperarle directamente en el aeropuerto a pie del avión
que los llevaría a Bruselas.
Llegó el Premiere, con el rictus contraído, a su
despacho e inmerso, tanto, en sus pensamientos que ni oyó a su jefe
de gabinete que le recitaba la agenda para las próximas horas. Estaba
tenso y preocupado, pues conocía al dedillo a su partido y sabía que
las palabras del ministro no eran una simple reflexión personal o incluso
colectiva. Era algo más. Entró en su despacho, cogió la cartera con
los documentos y enfilo la salida lateral para entrar rápidamente en
el Jaguar presidencial acompañado de su jefe de gabinete.
En el coche se impuso el silencio. Silencio que solo se rompió cuando ya sentados, el avión cogió velocidad de crucero. Pero fue, únicamente, para una
pregunta que salió de los labios del Primer Ministro dirigida al veterano Chancellor of the Exchequer ¨ ¿crees que puedo decir no a esa propuesta?¨.
El Exchequer no contestó, se quedó mirándolo fijamente. Pasaron segundos que parecieron minutos. Al presidente eso le bastó. Ya no hubo más palabras en relación a lo ocurrido en el consejo.
El Exchequer no contestó, se quedó mirándolo fijamente. Pasaron segundos que parecieron minutos. Al presidente eso le bastó. Ya no hubo más palabras en relación a lo ocurrido en el consejo.
Al lance acudió el jefe de gabinete y el asesor para la UE y empezaron a desgranar el contenido de la intensa agenda que encontraría el Premiere en Bruselas. Así pasaron el resto del corto vuelo.
Transcurrió la cumbre sin más sobresaltos que los habituales
cierres del último cuarto de hora. La cena protocolaria y las mini
reuniones se sucedieron sin problemas aparentes, al igual que la habitual conferencia de prensa. El sábado a la hora del almuerzo ya estaba de regreso en Downing Street.
No llamó al Vicepresidente ni tampoco
a ningún dirigente de su bancada parlamentaria. Por suerte, pensó, no había transcendido nada en los medios. Pasó la tarde
del sábado haciendo una notas para el discurso del martes y al
final decidió recuperar unos capítulos de la serie ¨House of cards¨ y pasar el rato ante el televisor antes de acostarse.
Amaneció el domingo con un calor inusual para la fecha, lo que presagiaba un día de fuerte calor. Desayunó, pidió la prensa, el resumen de las radios y televisiones y se retiró a
su despacho particular. Los editoriales de la inmensa mayoría de
los periódicos no tabloides incidían en el debate anual y como
todos los años, la mayoría de ellos, lo definían como de gran importancia y una nueva
revalida para el actual Gabinete, el resto apenas unos comentarios. La prensa alemana y francesa trataba con desigual valoración el resultado de la cumbre. Dejo pasar el resto de la mañana, y comió en
familia
Decidió llamar al ministro de Empleo. Lo citó a las ocho en la
residencia particular. Antes, ante la segunda llamada desde
su Gabinete, optó por coger
el teléfono y después de escuchar cómo iban los trabajos de
preparación del debate anual les indicó que preparan la totalidad del discurso y que
el lunes lo repasarían; rompiendo una tradición
de participar activamente del momento de optar porque tipo
de discurso. La Directora del Gabinete del Primer Ministro quedo algo perpleja, pero no le dio
importancia. Lo achacó a las, cada vez más frecuentes, delegaciones de
confianza que hacía en ella. Se lo comentó, por deferencia, al Secretario Permanente de la Oficina del Primer Ministro.
Eran cerca de las ocho cuando entró el Ministro en la residencia privada.
Se sentaron en la pequeña terraza lateral que daba al oeste desde
donde podían ver como el sol iba cayendo; el Primer Ministro entró
directamente en el tema ¨ ¿está hablado eso que has dicho el viernes?¨. El Ministro sabía que si entraba en circunloquios la conversación sería
más difícil o peor, que el paso dado revertiría a inútil,
por lo que decidió no irse por las ramas y le espetó ¨si, por todos,
sin excepción, es la única posibilidad que vemos, tenemos la mayoría suficiente, y además lo hemos testado y es positivo¨. ¨ !Cómo!, !testado!¨exclamó
el Premier. ¨Sí. No hay otro camino, de verdad, Primer Ministro¨ le dijo el Ministro ya totalmente liberado.
Lo hablado posteriormente, discurrió por
los derroteros lógicos dada las afirmaciones anteriores, ¿en quién pensáis?, ¿el grupo lo va
aceptar?, ¿aguantará el que no se presentó a las elecciones la presión pública? .... El Ministro optó por
dejarle hablar e interrumpir lo justo, su experiencia le decía que la situación estaba madura.
Sin embargo pasada las diez y media se marchó el Ministro sin obtener ninguna respuesta clara del Premiere, al final habían sido largas parrafadas y reflexiones poco concretas. Con esa sensación ambivalente cogió el coche el Ministro.
Retornó el Primer Ministro al despacho que tenía en la residencia privada y sobre las once llamó al Secretario Permanente de su Oficina, le pidió que le liberasen el lunes la agenda para lo que adujo que quería estar fresco para el inicio del debate del martes.
Durmió relativamente bien y se levantó a la hora acostumbrada. Salió a dar su
carrera matutina donde decidió convocar para primera hora de la tarde, en la sede del partido en Millbank, a la permanente de la dirección. De vuelta dio la orden
y se encerró en su despacho oficial.
Comunicada la reunión a los integrantes del Comité sus teléfonos empezaron
a calentarse. Se sucedieron las llamadas entre los que estaban al tanto de la operación: la
mayoría de la permanente y un pequeño número de los dirigentes más díscolos de la bancada tory que veían con preocupación
sus elecciones parciales y municipales del próximo año.
La reunión de la tarde fue
breve. Volvió a sorprenderlos. Solo preguntó en que
persona habían pensado y luego les hizo un resumen del discurso
que haría el día siguiente a las doce de la mañana en Westminster, y que horas antes le había facilitado su Directora de Gabinete. Sin dar tiempo a petición de palabras levantó la
reunión.
Quedaron todos bloqueados. A pesar de que los tenía acostumbrados
a la indefinición esperaban escuchar su decisión, sobre todo porque el Ministro de Empleo siempre optimista, a pesar de sus dudas después de la cita dominical, les había dicho ¨está
hecho¨.
De vuelta a su residencia particular llamó a su fiel secretaria particular, ¨trae el borrador del discurso¨ le dijo , discurso que que había sido preparado por su Gabinete con las aportaciones de los diferentes Secretarios Permanentes de los Ministerios y durante dos horas se encerró en el despacho. Antes de cenar volvió a llamarla para devolverle el discurso. No tenía correcciones.¨ Tenlo para mañana y además coloca estas notas en una carpeta azul¨, le dijo.
Martes. ocho de la mañana, salio a correr, de vuelta pasó por el despacho del Secretario Permanente que le entregó el discurso, dos copias. Y la carpeta azul. Uno para él, otro para el previo y habitual despacho con la Reina antes de realizar el discurso en los Comunes. A las diez y media encara The Mall para acceder a Buckingham Palace. En el corto trayecto repasa los intensos tres últimos años. A las once y veinte termina la protocolaria visita y se dirige hacia la cámara de los Comunes.
Ya en Westminster. El Presidente de los Comunes se atusa la peluca y, a las doce en punto, golpea dos veces con el bastón el suelo e inicia la sesión; le da la palabra al
Premier. El Primer Ministro coge la carpeta azul que tenía a sus pies y se levanta para acercarse a la mesa que lo separa de la bancada de la leal oposición de su Majestad, la Directora de su Gabinete desde el balconcillo superior le mira y queda
en la duda si el discurso estaba en una carpeta azul o roja, cree que en la
roja pero como no se acuerda bien deja de preocuparse.
El presidente inicia su discurso y relata un año de esfuerzos, logros, dificultades, esperanzas y, contra la costumbre
habitual, rehuye de las cifras. A medida que habla, el equipo de Downing Street se da
cuenta que lo que dice va más allá de las habituales añadidos que
el Primer Ministro suele introducir cuando le dan totalmente hecho el discurso y
un escalofrío les pasa por el cuerpo. Hasta que llega al
último párrafo.
¨dije en mi primer discurso, después que su Majestad la Reina me confiase la dirección de su Gobierno, que este es un proyecto a
largo plazo, que es un proyecto destinado a devolver la confianza nuestros compatriotas, también dije que ponía mi persona al servicio
del país, por ello quiero trasladar a esta cámara mi
decisión como Primer Ministro, que he comunicado antes de entrar en
este debate a S,M. la Reina, de dimitir; y como líder del grupo que ostenta
la mayoría de la Cámara comunicarles que he propuesto a
S.M. la Reina, de acuerdo a los preceptos tradicionales, como
candidato a Primer Ministro de su Majestad a..........para que si lo estima conveniente traslade al
Presidente de las Cámaras su decisión y en los plazos reglamentarios tome posesión como nuevo Primer Ministro. Muchas gracias¨.
En su mente, observando las caras de incredulidad que veía en su
bancada ante la propuesta presentada y de imposible variación, se dibujaba una cierta satisfacción por haber
servido, al final, la venganza en frío.
NOTA AL MARGEN: es un post imaginario, los personajes,
los títulos, los nombres no guardan relación con personas
reales, sin embargo nace de una realidad concreta por lo que puede ocurrir
que alguien se reconozca en un personaje, titulo o situación pero aseguro que
sería fruto de una desgraciada y total involuntaria coincidencia. Fruto todo de
mi imaginación y posiblemente de una mayor imaginación del lector de este
post.
Absolutamente fantástico,Javier.
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