Ni Lakoff, experto en lingüística y uno de los teóricos del neolenguaje político utilizado por la derecha a nivel mundial, podía imaginarse las potencialidades de sus discípulos españoles.
Cada día un salto más en inventar expresiones y palabras que ocultan la verdad de las cosas. Como si la gente no supiera que le suben los impuestos , le bajan las pensiones, le retrasan la edad de jubilación, le ponen dificultades para jubilarse, le recortan las prestaciones sociales.
¿Qué asesores tendrán? Asesores que les hacen decir por ejemplo "novedad tributaria " al incremento del IRPF cuando todos al relizar nuestra declaración veremos que pagamos más. Decir sostenibilidad de las pensiones cuando los pensionistas verán que no se les sube, en la cuantía del incremento del IPC. Por citar algún ejemplo de estos días,
Iniciamos la legislatura con la frase lapidaría de Rajoy de que su Gobierno llamaría " al pan pan y al vino vino", como compromiso, uno más incumplido, de que sería claro y contundente y dejando caer, de paso, que los anteriores no lo hacían.
Pues por lo visto o su Gobierno no le entendió, cuestión que entra dentro de lo posible. O lo que para ellos es pan o vino, no lo es para el resto de los 47 millones de españoles.
Pero a mi entender, lo peor de este neolenguaje, diversión discursiva, ocultamiento lingüístico y falta de certeza sobre lo que nos viene encima, es que con cada actuación de este nivel de distorsión linguistica de la realidad, la desafección de los ciudadanos aumenta más y piensan que todos somos iguales. Cosa que no es verdad.
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